Economía Circular, el modelo del Metal
Pocas estrategias son tan decisivas hoy para la economía en general y la industria en concreto como la de la Economía Circular, palanca fundamental para la transición desde un sistema basado en el “usar y tirar”, hacia otro que busca el máximo aprovechamiento, el mínimo consumo energético y convertir los residuos en materias primas valiosas para reintegrarlas al ciclo productivo de nuevos bienes y servicios.
La Economía Circular, cambia radicalmente el concepto de residuo para convertirlo en una etapa más en el ciclo de vida de los productos camino del “Residuo Cero”.
Se trata de racionalizar el consumo y la producción de bienes y servicios para reducir el consumo de energía y el impacto de las actividades humanas sobre el medio ambiente, eliminando vertidos, ruido, ocupación de espacio y emisiones.
Esa estrategia de la Economía Circular se puede desgranar en “Siete Erres” que no son nada ajenas a la actividad tradicional del Sector del Metal. En la producción y el uso de los productos del metal, por su propio valor, ha estado presente desde el origen de la metalurgia el rediseño de los productos para mejorar su vida útil, la reducción del consumo directo, la reutilización para prolongar su utilidad, la renovación del uso de objetos antiguos para superar su obsolescencia, la reparación en lugar del deshecho, el reciclaje y la recuperación de materiales usados para producir nuevos productos
Mucho antes de que se hablase de Economía Circular, de que fuera prioritario el respeto medioambiental, y de la conciencia de que una industria más limpia implica un mundo más limpio y, a la larga, mayor eficiencia y competitividad de la propia industria, el Sector del Metal se ajustaba a esos criterios en su actividad.
Los metales procedentes de la recuperación y reciclado de chatarras metalíferas han sido siempre valiosos en los mercados mundiales, lo que ha determinado su uso racional, el desarrollo de tecnologías eficientes para hacerlo y, consecuentemente, una contribución importante al ahorro de recursos naturales limitados y no renovables.
La Economía Circular disminuye el uso de los recursos, reduce la producción de residuos y limita el consumo de energía, contribuyendo a evitar impactos medioambientales.
Productos, materiales y recursos se aprovechan durante el mayor tiempo posible y la gestión de los residuos y el desarrollo y la producción de equipos y sistemas para asegurar la eficiencia y el aprovechamiento generan actividad y empleo, como lo es el propio rediseño de los productos para su posterior reutilización.
En un escenario de inseguridad, escasez y fluctuación de los precios de las materias primas, la Economía Circular contribuye a garantizar el suministro de recursos esenciales y a la reducción de sus costes, además de extender modos de organización y producción más racionales en la gestión de stocks y flujos de materiales, energía y servicios.
Desde la experiencia que da el practicar la Economía Circular antes de que recibiese tal nombre, el Sector del Metal – Industria, Comercio y Servicios- sabe bien que su aplicación permite incrementar la competitividad al aumentar sinergias globales en la Economía, y también que no es posible aplicarla sin colaboración de todos los sectores implicados.
La Economía Circular favorece la eficiencia y la sostenibilidad social y medioambiental de las actividades económicas y puede aplicarse a sectores extractivos, industriales y de servicios. En la extensión del probado “Modelo del Metal” está buena parte del secreto de su éxito en el conjunto de la economía.
Andrés Sánchez
Secretario General de CONFEMETAL
