Una economía circular sin ideologías
Mientras el Eje Transatlántico queda comprometido por la negación del cambio climático por parte de la Administración de Trump, Europa aprobará una hoja de ruta para hacer frente a la emergencia climática
El pasado 20 de enero finalizó el plazo de participación pública para la hoja de ruta del nuevo Plan de Acción de Economía Circular de la Comisión Europea (CE). Esta línea de acción será adoptada conjuntamente con la Estrategia Industrial de la Unión Europea (UE).
A su vez, enmarcado dentro del Pacto Verde de la UE, este plan incluye 50 acciones concretas para luchar contra el cambio climático y tiene como principal objetivo convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro en 2050.
Así pues, mientras en paralelo se celebra el Foro de Davos, donde el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha arremetido contra “los catastrofistas y sus predicciones del Apocalipsis”, negando la existencia del cambio climático, en el Viejo Continente por fin se dejarán de lado las ideologías para luchar todos juntos contra una de las mayores amenazas actuales del planeta. Aspecto que quedó ratificado el pasado mes de noviembre con la declaración de emergencia climática realizada por el Parlamento Europeo y al que se ha sumado España.
Para la industria del reciclaje la hoja de ruta incluye diversas medidas que ofrecen respuestas concretas a las demandas del sector recuperador, sin las cuales difícilmente se podrá culminar con éxito esta transición.
Antes de enumerar estas medidas, conviene recordar de dónde se parte: el uso de materiales en la UE se ha triplicado en las últimas décadas y se espera que se duplique en los próximos 40 años. En la actualidad, los materiales reciclados solo cubren un 12% de la demanda en algunos materiales. Este problema se agrava con las limitaciones de la oferta y la fluctuación de sus precios; especialmente crítico en materia primas fundamentales para tecnologías limpias y aplicaciones digitales, espaciales y de defensa. Esta cuestión plantea un desafío estratégico de seguridad para lo que resulta fundamental la aplicación del Pacto Verde Europeo.
La hoja de ruta destaca, en su apuesta por la economía circular, la presentación de una serie de iniciativas a lo largo del ciclo de vida de los productos, así como la necesidad de abordar especialmente sectores intensivos tales como textiles, electrónica, plásticos y construcción.
Además, el texto establece el impulso del diseño, la producción y la comercialización de productos sostenibles. Esta iniciativa apoyará el diseño para la circularidad y proporcionará herramientas a la industria para gestionar mejor su cadena de suministro, cuestión que el sector del reciclaje llevaba años reclamando.
También resulta crucial el apartado del texto en el que se trata el empoderamiento de los consumidores, proveyéndolos de sistemas de información en sostenibilidad de productos, proporcionando información verificable y comparable sobre las características de sostenibilidad de los productos y que aborde las afirmaciones ecológicas falsas. Asunto que convendría ligar a la transparencia en la información sobre reciclaje de la que debe disponer la ciudadanía.
Esto último estaría íntimamente ligado a la promoción de un mercado interno de materias primas secundarias, garantizando que son seguras y que disponen de un precio competitivo y rentable.
El documento también incluye un párrafo sobre la modernización de ciertas leyes de residuos que FER subscribe totalmente, al ser una de sus demandas mas antiguas: “(…) Legislación de residuos más sencilla, adaptada a los flujos circulares de los materiales, con menos cargas burocráticas innecesarias”.
El texto enumera una serie de medidas con las que coincidimos plenamente:
- Criterios armonizados de fin de condición de residuos en la UE.
- Mejorar la interfaz entre la legislación sobre residuos y productos químicos, que representa un importante obstáculo .
- Hacer cumplir los principios de la ley de competencia en la gestión y reciclaje de residuos para prohibir la reserva mercados de residuos.
Con toda esta batería de medidas establecidas en la hoja de ruta, que se suman a muchas otras, FER considera que la transición hacia la economía circular podría alcanzar la velocidad de crucero necesaria para que la industria del reciclaje lidere aquello que lleva poniendo en práctica desde sus inicios: un modelo de negocio basado en el máximo aprovechamiento de los recursos, devolviendo al ciclo productivo los residuos generados por el aparato productivo tras su uso por parte de los consumidores.